martes, 5 de septiembre de 2017

Las dos caras de una misma moneda



La frase es de una película y al ser muy grande está junto al cuerpo de la entrada. Perdón por la execepción.



El mundo se puede dividir en dos clases de personas: Los que pueden disfrutar de una puesta de sol y los que no.
Unos son personas profundamente infelices que nunca tienen tiempo; nunca se paran pues siempre tienen algo que hacer, algo importantísimo e ineludible; nunca están conformes, siempre quieren más. Son personas profundamente desgraciadas a quienes compadecer.
Los primeros, en cambio, son capaces de detenerse a contemplar la belleza que les rodea, siempre pueden encontrar un hueco para quien lo necesita, aprecian lo bueno del mundo, sonríen y transmiten alegría. Ellos son felices con la vida.
-Adaptación de una escena de una película.


Hola, querido lector.

Ya sabes que desde que comencé esta singladura he venido notado la dualidad humana para alzcanzar el bien y el mal, pues una vez más constato esta suerte de síndrome del Dr. Jekyll. ¿Cómo es posible tamaña diferencia entre personas de la misma raza? Si, al menos, uno de los tipos fuera ahumana, quizá, me fuera más comprensible, pero no, es más, en el caso que me ocupa, mejor dicho, por el que vuelvo a teclear frente a una hoja en blanco (porque ocuparme me ocupa el conjunto de la sociedad, no de unos pocos individuos) se centra en dos personas no sólo humanas sino con raza y condición social semejantes, integrados en una misma cultura y país, pero con un abismo que separa a ambos llamado conciencia.

Aunque hayan crecido en un ambiente parecido (no en cuanto a valores, eso es obvio) a uno le importa una mierda nadie más que sí mismo mientras que a la otra le importa algo y alguien más. Voy a dejarme de rodeos y voy a explicarme mejor.

En una de las ocasiones en que puedo hacer alguna actividad deportiva suelo ir en bicicleta, en esas ocasiones no ha sido la primera (ni tristemente será la última, aunque ese es el propósito de este blog: concienciar al máximo número de personas posibles) en que me he encontrado algún animal pequeño atropellado o, bueno, peor (no es lugar para revolver estómagos, con agitar conciencias me vale). En todas esas ocasiones he sido yo el que se ha parado a tratar de auxiliar al animal o, en el mayor de los casos y muy desgraciadamente el peor, darle un lugar de descanso y, no vaya a faltar celo, una oración. Me sorprende cuando no pocas de estas veces el pobre animalillo estaba incluso en pleno rigor mortis, por lo que no acababa de morir y, por ende, yo no sería la primera persona que lo viera ¿En serio nadie, NADIE, ha tenido (sobre todo en este país, España, que presume de influencia católica) la conciencia de coger unos guantes, de esos transparentes que regalan en las gasolineras para que no te manches las manos al repostar (tampoco es que haya que ir preparado ex-profeso para una situación así) y que yo mismo llevo para en caso de avería con mi bici poder arreglarla sin tiznarme las manos de aceite, y hacer lo mismo que yo? ¿O por lo menos, simplemente sacarlo del carril bici para que no lo sigan pasando por encima como si su vida, si su alma (quien crea en ello), no fuese más que un chiste del destino, una molestia para aquellos que transitan estas carreteras de ciclistas? ¿Como si su vida, en definitiva, no tuviera o hubiera tenido, valor alguno? ¿Es acaso mucho pedir para ese pobre inocente que ha perdido lo único que tenía, lo más sagrado, por el desprecio de alguna bestia que se cree superior (y desde luego es, pero en salvajismo y crueldad), un poco de dignidad?

Supongo que, por lo demostrado día tras día, si, es DEMASIADO pedir. Pero, claro ¿Cómo no lo va a ser si, también demostrado día tras día, esas mismos seres (por nombrarlos de alguna manera) no se respetan, no ya ente ellos, que también, sino a seres humanos hechos y derechos? Por supuesto, si no respetan a una mala bestia como ellos ¿Qué les va a importar otra persona y no hablemos de un animal que ni siquiera va a quejarse cuando le arrebaten su aliento? Es tan sorprendente como trágico. Si alguna vez, querido lector, has pasado por uno de estos carriles seguro que habrás visto una corona de flores sin que haya cerca coches que expliquen a primera vista el motivo de la luctuosa ofrenda. Eso es porque en el accidente no ha habido más involucrados que ciclistas y, aunque pueda parecer sorprendente termina siendo lógico cuando te paras a pensarlo, sobre todo si escuchas alguna conversación entre estos "ciclistas" en las que se jactan de la velocidad que han alcanzado o de la dificultad que tenían los coches para adelantarlos (y soy testigo de primera mano de esto). El drama viene cuando, sin un apoyo como el de los tours en que deben creer que participan, sufren un percance y las asistencias no llegan a tiempo, peor incluso, cuando chocan contra otra persona que no iba como si le cronometraran el tiempo y encima, al ir más despacio, se lleva el impacto más fuerte siendo, si no sale adelante, el finado que conmemora la ofrenda floral. No es ninguna locura, a mi me ha embestido uno de estos (no)profesionales por calcular mal la distancia de adelantamiento (¿En serio hay necesidad de apurar el rebufo como si la vida fuera la Fórmula 1?) mientras yo iba tranquilamente en mi bicicleta.

Si, como todos sabemos, hay monstruos, están cerca y se visten como lo podamos hacer nosotros, pero no son iguales. Nunca serán iguales y doy gracias por haber podido conocer a una de esas personas que se asientan sosegadamente en la otra punta del espectro, por saber que mi familia y yo no somos los únicos elfos que respetan al prójimo sin importar como camine (o nade, repte, vuele...). Hace unos días una chica que conozco se interesó por una de "mis manías" (no pondré cual porque no quiero dar ideas a los que busquen el mal haciendo el gesto contrario). Y yo le contesté que no es que me pagara el consistorio, era un gesto que aprendí de mi madre para evitar males a los animales. En ese mismo día me ayudó a realizar esa tarea y me dijo que, pese a no habérsele ocurrido nunca, ahora sería un gesto que ella misma haría. Podría haber hecho mil cosas (desde darme una palmadita en la espalda hasta ignorarme) y luego seguir a lo suyo, pero no, ella posee ese don que hoy día es rara avis, llamado "conciencia". Hasta el punto que, y me descubro por ello, es vegetariana para que su alimentación no dependa de la muerte de otro ser vivo.

Y ahora yo me pregunto ¿Por qué? ¿Qué es lo que empuja a una persona a llorar por el gesto, para el resto cotidiano, de comer carne mientras que otra persona, en el mismo país, en una franja de kilómetros estrecha, sea capaz de abroncarnos a mi madre, a mi tía y a mi por habernos bajado de la bici y puesto a caminar disfrutando del paisaje en vez de correr como si nos fuera la vida en ello (o la de cualquier criatura que nos encontraramos en el camino)? ¿Por qué mi familia, yo o, estoy convencido, esta chica también, sí nos paramos por otro ser vivo y en cambio otro(s) es capaz de arrebatarle la vida a quién se ponga por medio sólo para no disminuir su velocidad? ¿Qué de distinto hay?

He querido centrarme en esta chica y en los desconocidos con los que, para disgusto, me he cruzado porque son ajenos a mi círculo familiar y sirven como ejemplo rápido de lo que se puede cruzar uno saliendo a la calle, como paradigma de qué hay ahí fuera, lejos de las idiosincrasias particulares de cada entorno familiar. No parece que la familia de esta chica sea particularmente, como dirían algunos en tono peyorativo, hippy (y esto daría para otra entrada ¿Porqué los hippies son mal vistos? ¿Por qué una comunidad que respetaba la naturaleza y su entorno fué, y es todavía hoy, vilipendiada?) ni que la de esta gente, que, a juzgar por su aspecto (necesario error pues no tengo más dato en el que basarme), sea rara o radical del egocentrismo. Entonces ¿Es que la sociedad es egocéntrica? Y si no es "ella" la egocéntrica, entonces ¿Crea individuos egocéntricos? En cualquiera de los dos casos, si sabemos que se poduce un fallo en el ambiente ¿Por qué nadie hace nada para remediarlo? ¿Por qué no se inculcan unos valores que cada día son más difusos, menos claros, que parece se pierden en el olvido de las épocas? ¿Por qué se fomenta cada día más el 'yo' sin acertar a ver ni comprender que ese 'yo' está sujeto a una convivencia con otros seres vivos y que no puede actuar sin pensar pues lo contrario es libertinaje (Homo hominis lupus?). ¿No parece esto una gran conspiración, una que nos atañe a todos, que no se ve tan lejana como la que escribí en las entradas anteriores y es mucho más terrible? Tal vez pueda sonar todo esto muy de "new age" pero el gato sobre el que escribí hace ya muchos meses y que me llevó a crear la petición en Change (con una respuesta que me empuja más si cabe a creer que a mi tarea de concienciación le queda un largo trecho), a cambio de agua, comida y techo me devuelve un caudal ilimitado de amor que no tiene precio ni aunque sume toda la factura que genera ¿Por qué nadie ve esto? Y si lo ven ¿Por qué a nadie parece importarle mucho? Parecemos condenados a centrarnos en el logro INDIVIDUAL (yo voy más rápido que tú, yo he hecho no sé cuantos kilómetros en aquella excursión...), el teléfono más potente, el coche último modelo, la casa más grande, la fiesta más descerebrada, el sexo (sin importar lo que valga, sólo la cantidad)... el yo, el yo... que está muy bien, todos queremos una casa bonita, si tiene piscina mejor y si puede ser climatizada, cubierta...; un coche que nos guste, y si puede correr mejor; etc... pero en el fondo ¿Un coche no nos lleva sin importar si tiene 80, 300 ó 1.000 CV? ¿Un teléfono no nos permite llamar y en la actualidad ya navegar o hacer fotos sin importar si lo sacaron ayer, hace un mes o un año? Entonces porqué este furor, esta ansia de destacar a toda costa menoscabando el coste, sea el prójimo o un inocente animalillo que ha tenido la desgracia de cruzarse en nuestro camino hacia ¿Qué? ¿La gloria? ¿Nos glorifica llevar un vestido u otro sólo para provocar la envidia del vecino? ¿Nos aporta algo relevante que nos hagan el coche a medida y que cada llanta cueste el sueldo de un mes de una familia de clase media?
Tal vez sea yo, pero me da que antes el ser humano, sin tantas cosas, era más feliz, curiosamente cuando estaba más pegado a la naturaleza. ¿Tú no piensas lo mismo, querido lector? ¿Tú si crees que tener el teléfono que anuncian ahora a bombo y platillo es mejor que el ronroneo feliz de un gato agradecido?

Cuéntame lo que quieras, ya sabes que este lugar es mejor si todos aportamos nuestro granito de arena, una pequeña opinión que pueda invitarnos a la reflexión.

Como siempre ¡Nos vemos en el bosque!


Lo mejor de esta vida no puede verse ni tocarse, sólo puede sentirse con el corazón.-Hellen Keller

2 comentarios:

  1. "Veo humanos, no humanidad"
    Creo fielmente en que debemos dar lo mejor de nosotros mismos día tras dia. Son los pequeños gestos los que cambian el mundo.

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    1. Hola, Perdida Smufs.
      Perdona el retraso en contestar, a veces no sé ni en qué día vivo. ¿Sabes que eres la primera persona que comenta algo? ¿No? Pues así, muchísimas gracias por animarte y abrir el camino a los que estoy seguro vendrán detrás.
      En cuanto al contenido de tu comentario en sí, estoy completamente de acuerdo, hay muchos humanos pululando por el mundo pero no hay humanidad, no por lo menos como se entiende el término, con bondad, con empatía, con eso que hace de nosotros algo que merece la pena. Y cuanto más avanza el tiempo más se abre la brecha entre los que hacen lo correcto y los que no, pero sinceramente creo que no aumenta el número de los segundos, sólo hace más ruido su indiferencia (en el mejor de, dentro de lo malos, los casos) o su maldad (en el peor). Estoy convencido que el ser humano camina hacia el sendero luminoso y que llegará un día en el que la excepción serán aquellos que hoy se creen más listos por ser unos rufianes. Confundir rectitud con idiotez por no aprovecharte de los demás es un Crassus Errare.
      Me alegro que alguien lo diga en voz alta, como yo.

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