![]() |
Entre un gobierno que lo hace mal y una población que lo consiente hay una cierta complicidad vergonzosa. - Víctor Hugo |
Hola, querido lector. Hoy voy a hablar de un tema que parece
aquejar a buena parte del mundo civilizado (y no tan civilizado).
Me deja perplejo ver como los gobernantes de todo el mundo en
algún momento de la historia han emprendido una maniobra de distracción
tremendamente perjudicial sólo para no asumir la realidad. Se embarcan en
caminos que no conducen a ningún lado, una suerte de huida hacia delante que no
beneficia a nadie (a la larga ni siquiera a ellos) salvo a su reputación (y a
corto plazo. Medio, como mucho), y así, gracias a la descabellada empresa que
se les ocurre, logran distraer las culpas que pesan sobre ellos. Aunque más
escalofriante resulta comprobar el éxito que dichos sinsentidos obtienen, como
si la población fuera capaz de tragarse cualquier cosa si se la adorna lo
suficiente. Sin embargo, no todo el mundo transige con estas locuras, y esos
son las pobres almas que se convierten en los villanos de esta comedia del todo
improvisada. Los que no quieren morder de la manzana envenenada se encuentran
con la bruja, son apartados, perseguidos e incluso vilipendiados pues, con esta
clase de despropósitos, la sociedad, lejos de unirse, se enfrenta, y sólo caben
dos bandos bien diferenciados, antagónicos: los que se comen el bombóm y los
que no. Y una vez alineados, como ha pasado en otras situaciones, alienados por
la propaganda de su "facción", ya sólo cabe el enfrentamiento con el
otro, ese que ha visto la veradera cara de la bruja, y es que, como en los
cuentos, el malo tiene dos caras, la que muestra a los que pican en su cebo y
la que ruge cuando se niegan a caer en su abrazo del oso (nada protector), unas
garras bien afiladas que despellejaran a quién trate de interponerse entre su
objetivo y él/ella. Sobra decir que la bruja posee unos poderes de persuasión
apabullantes y que, por ende, lo que estará de moda será dejarse lavar el
cerebro ignorando los hechos y la razón, y también es obvio que, como toda
moda, arrastrará 'como una ola' (y no de amor, como la de Rocío Jurado) a miles
de incautos so pena de ser excluídos e integrados en el bando de los
aburridos/opresores/viejos/poner aquí el adjetivo (para ellos) descalificativo
que se quiera...
Llegados a este punto puede pensarse que estoy refieriendome a un
caso concreto (como aquella canción de Sabina, pongamos que hablo de Madrid
Cataluña), pero no, y eso es lo que veo más triste, como abría esta entrada, la
deriva nacionalista catalana, con su propia idiosincrasia y discurso (de
embustes), no es la primera (ni desgraciadamente la última)
"genialidad" inventada para salir del paso, porque usar el tremendo
ingenio necesario para articular estas mascaradas en arreglar o, cuanto menos,
minimizar el fracaso queda descartado de antemano. ¡Y eso es lo grave! ¡Eso es
lo que no entiendo!
No entiendo porqué los políticos se empeñan en proyectar una
imagen de infalibilidad. ¿Por qué ese afán de perfección, si todos son
humanos y, por ende, expuestos al error?
¿A quién quieren engañar? Si tus actos o de quienes te precedieron han sido
desafortunados se reconocen y se tratan de enmendar como HUMANAMENTE se pueda,
sin más. Lo grave nunca es fallar, eso va en la condición mortal (nadie sobre
la faz de este bello planeta posee naturaleza divina), lo imperdonable es no
reconocer el fallo y perpetuarlo en el tiempo por simple testarudez,
ignorandolo como si de una mácula de vergüenza que esconder en un baúl se
tratase. No obstante, eso parece que piensan los responsables (antes decía
políticos, pero seamos claros: no sólo ellos lo hacen, es más fácil meterse con
"la casta" de marras que con otros administradores, pero anda que
nadie más ha hecho papeles semejantes, por ejemplo, empresarios, y de mayor
magnitud -con su mayor esperpento también, claro-). Ir en contra del sentido
común y embarcar a la gente que ha confiado en ellos, que depende de
ellos, en cruzadas fútiles cuyo único objetivo es salvar el pellejo, mejor
dicho, salvar el puesto, de los que las ponen en marcha.
Preguntaba antes que ¿A quién quieren engañar? Pues a muchos,
parece ser. Y es que lo que más me sorprende de todo esto es observar a la
gente aceptar este modus operandi
alegremente, siguiendo al caudillo (que no líder) de manera borregil en vez de
exigirle la debida diligencia en el cumplimiento de su deber, ese que se les
presupone por ostentar la poltrona a la que se les ha encumbrado y se sienten
tan unidos. Ellos ven el dinero, fama y poder que dan esos cargos, pero es la
gente la que debe recordarles la responsabilidad que entrañan. Un gran poder
conlleva una gran responsabilidad, no es un frase que se reduzca al ámbito
superheróico. El problema es que la propia gente ha olvidado su
responsabilidad. La gente se ha vuelto tan cómoda en su posición delegando que
ha olvidado sus obligaciones, sus deberes consigo misma y con la sociedad.
Ahora se encuentra dirigida de una manera innoble y se queja, preguntandose
cómo puede ser esto, sin abrir los ojos al camino que ha seguido para llegar a
esta miserable situación, un camino de autocomplacencia, dejadez y cierta
sumisión que la ha abocado al borde del precipio. Sólo cabe preguntarse si
todavía sabe "desfacer el entuerto" o a hecho equilibrios cual
funambulista en el filo de la navaja durante más tiempo del que pueda reparar.
Ya sé que yo siempre digo que hay solución, pero en esta ocasión no es fácil,
hablo de cambiar muchas cosas, porque a día de hoy los detentables son malos,
pero los que se eligen para sustituirlos, en un arrebato de justa indignación
ante el atropello social, son peores todavía. Y eso pasa porque la gente sigue
sin razonar fríamente las cosas, lo que busca es alguien en quien delegar para
volver a su estado de sopor intelectual sin haber hecho demasiado esfuerzo y
cualquier cosa que no sea bien pensada previamente, más en el campo de la
gobernanza, tiene muchos visos de salir terriblemente mal.
La improvisación puede tener buenos resultados a corto plazo, pero
a la larga siempre es un mal modo de actuación ¿No crees, querido lector? ¿Tú
también quieres delegar rápidamente el poder para poder pasar a "cosas más
importantes"? ¿Qué harías tú si tuvieras la oportunidad de darle dicho
poder a alguien, qué le dirías y, sobre todo, qué le exigirías? Cuéntanlo, pero,
antes y crucial ¡Reflexiónalo!
Nos vemos en nuestro rincón, sólo sigue el sendero boscoso.
![]() |
Todos somos hombres, por naturaleza frágiles y capaces de nuestra carne. Pocos son ángeles. - William Shakespeare |