miércoles, 11 de octubre de 2017

Fractura de Valores

La demagogia es la hipocresía del progreso. - Pierre Joseph Proudhon
Hola, querido lector.

¿Cómo estás? Espero que bien porque la siguiente entrada va a ser bastante directa y va a tocar un tema muy sensible, el cambio en el prisma de la moral, como algunos monstruos (de esos que ya hemos hablado en alguna ocasión anterior) retuercen a su antojo los hechos para generar una enfermiza idea distinta de la real pero de fácil asimilación para el desprevenido. De hecho, ¿Sabes? Iba a empezar escribiendo que esta era era una entrada sesgada y no, ni mucho menos, pero es la idea que tratan de calar en nuestro subconsciente, y hay que luchar día a día para sacar de nuestras neuronas ese mensaje completamente cínico.

Es un hecho comúnmente aceptado que cada día vamos a peor, pero nadie hace nada. Las barbaridades y sandeces que dicen o hacen buena parte de las personas hoy día habrían escandalizado, por su falta de argumentos y lógica, a la sociedad occidental de no hace tantos años. En las escuelas explicamos a los niños que las locuras proclamadas por demagogos o actos de violencia (gratuita) ejecutados por dementes en la antigüedad eran producto de la ignorancia de la época, que las personas apenas si sabían contar y mucho menos leer o, por supuesto, escribir. Es una buena excusa, si, pero se queda en eso, una excusa, debe ser así porque en nuestros días, en el que la analfabetización dentro del mundo occidental es prácticamente marginal, todos (y me incluyo, pues quien más y quien menos en algún momento se ha visto seducido por la promesas de un mesías, falso mesías, que prometía aquello que tanto anhelabamos) nos hemos dejado influir por alguna mente iluminada según nuestros gustos particulares o hemos visto actos de barbarie impropios de nuestros tiempos.

Centrandome en lo primero, nuestro mundo se ve salpicado de profetas modernos que retuercen la verdad a base de puro magnetismo. Con más carisma que argumento, nos embaucan para que creamos eso que es de obvia falsedad, pero que no alcanzamos a identificar como tal pues las palabras son capaces de nublar la razón, y es ahí dónde el sistema se viene abajo. Lejos de razonar o argumentar, enriquecer la mente con ideas edificantes, los ‘neo-profetas’ birlocan, como si de un truco de ilusionismo se tratara, la verdad pues precisamente con eso juegan, con la ilusión de las personas, la ilusión... o el miedo. No me resulta extraño (y esto también es grave) ver diariamente como la lógica es tirada a la más miserable de las basuras sustituida por la pura y simple demagogia, pues en el barco del populismo el razonamiento mesurado es un pasajero non grato, demasiado incómodo para el circo de hipnotismo con que se “agasaja” al pasaje. Lo chocante, lo que me hace pensar que la vaguería intelectual no es cosa de alfabetización sino una cuestión inherente al hombre sin importar su época, es que cada día se unan más y más adeptos a esta nueva irracionalidad que campa a sus anchas por nuestros días ¡Pese a las advertencias que lanzan algunos que aún conservan sus mentes críticas! Sin embargo, es más cómodo ignorarlos, tacharlos de alarmistas o incluso de vejestorios. Reservorios de unos valores trasnochados, pues lo viejo, en este mundo inmediato y rabiosamente juvenil, es execrable, cuando lo único obsoleto es, precisamente, las mañas de ese mensajero del futuro, tan falso como la mentira que utilizaba aquel personaje. En esas tretas arteras se ven reflejados sin que les importe lo más mínimo pues su meta es más alta (o en este caso baja). Los ‘neo-profetas’ no ven su reflejo, ven la masa de zombies a los que ha lavado el cerebro babear por nuevas migajas en forma de palabras que les libren de hacer uso de sus neuronas, que les guíen en lugar de pensar en su propio camino.

No obstante, estos engañabobos no pueden (por más que quiera su egolatría) argüirse todo el mérito, no. La sociedad y la educación predisponen, con su condenado (nos condena a todos a vivir el fenómeno del que hablo, queramos o no) ‘buenísmo’ a aceptar los mantras de los embaucadores. Y llevan tanto tiempo haciéndolo que los antaño pequeños grupos se han convertido en toda una horda palpitante que agrede ciegamente, como buenos zombies descerebrados, a todo aquel que no sea como ellos. Hoy día se puede observar (con estupefacción) como el conjunto de valores, el ideario que antes (unas simples décadas, tampoco tanto) se consideraba correcto, ahora es un enemigo público, lo derecho, lo correcto, ahora no es sino una declaración de decrepitud.

Es tan fácil oír y creer, y tan difícil pensar y actuar muto-propio...

¡Que lástima! Una de las mejores virtudes humanas es el pensamiento racional e independiente, pero una reflexión profunda requiere tiempo, tiempo que hoy más que nunca es un tesoro, uno que hay que invertir en manipular, mentir, difundir la palabra del ‘mesías’ y tachar de lo que se tercie al que se resista a ser asimilado (como reza el lema borg <<la resistencia es inútil>>). O bueno, si se es más pacífico, el tiempo es necesario para hacerse selfies y criticar desde una posición alejada (y relajada) a todo lo que se mueva. Ambas labores muy necesarias e importantes para nuestro mundo y legado, claro.

Me pregunto ¿Qué vas a hacer tú, querido lector? ¿Vas a dedicarte a esas tareas tan sumamente importantes o vas a defender unas ideas basadas en una reflexión cocinada a fuego lento en la olla del razonamiento propio? ¿Vas a dejar que los valores de siempre (aquellos que perviven a través de los años porque nuestros padres y abuelos consideraron justos) sean trastocados, vejados... en favor de una manipulación buenista sin más objetivo que la aclamación de esos manipuladores? Tú decides ¿Valores que fomentan la prosperidad desde antes que nacieras o el poder de un demagogo moderno que tacha de malo las cosas sólo por ser antiguas, aun cuando sean válidas y por ello debieran seguir vigentes?

Nos vemos en nuestro rincón, sólo sigue el sendero boscoso.



Muchas personas preferirían morir antes que pensar, de hecho, la mayoría así lo hacen. - Bertrand Arthur William Russell

viernes, 29 de septiembre de 2017

Fractura de Naciones

Entre un gobierno que lo hace mal y una población que lo consiente hay una cierta complicidad vergonzosa. - Víctor Hugo


Hola, querido lector. Hoy voy a hablar de un tema que parece aquejar a buena parte del mundo civilizado (y no tan civilizado).

Me deja perplejo ver como los gobernantes de todo el mundo en algún momento de la historia han emprendido una maniobra de distracción tremendamente perjudicial sólo para no asumir la realidad. Se embarcan en caminos que no conducen a ningún lado, una suerte de huida hacia delante que no beneficia a nadie (a la larga ni siquiera a ellos) salvo a su reputación (y a corto plazo. Medio, como mucho), y así, gracias a la descabellada empresa que se les ocurre, logran distraer las culpas que pesan sobre ellos. Aunque más escalofriante resulta comprobar el éxito que dichos sinsentidos obtienen, como si la población fuera capaz de tragarse cualquier cosa si se la adorna lo suficiente. Sin embargo, no todo el mundo transige con estas locuras, y esos son las pobres almas que se convierten en los villanos de esta comedia del todo improvisada. Los que no quieren morder de la manzana envenenada se encuentran con la bruja, son apartados, perseguidos e incluso vilipendiados pues, con esta clase de despropósitos, la sociedad, lejos de unirse, se enfrenta, y sólo caben dos bandos bien diferenciados, antagónicos: los que se comen el bombóm y los que no. Y una vez alineados, como ha pasado en otras situaciones, alienados por la propaganda de su "facción", ya sólo cabe el enfrentamiento con el otro, ese que ha visto la veradera cara de la bruja, y es que, como en los cuentos, el malo tiene dos caras, la que muestra a los que pican en su cebo y la que ruge cuando se niegan a caer en su abrazo del oso (nada protector), unas garras bien afiladas que despellejaran a quién trate de interponerse entre su objetivo y él/ella. Sobra decir que la bruja posee unos poderes de persuasión apabullantes y que, por ende, lo que estará de moda será dejarse lavar el cerebro ignorando los hechos y la razón, y también es obvio que, como toda moda, arrastrará 'como una ola' (y no de amor, como la de Rocío Jurado) a miles de incautos so pena de ser excluídos e integrados en el bando de los aburridos/opresores/viejos/poner aquí el adjetivo (para ellos) descalificativo que se quiera...

Llegados a este punto puede pensarse que estoy refieriendome a un caso concreto (como aquella canción de Sabina, pongamos que hablo de Madrid Cataluña), pero no, y eso es lo que veo más triste, como abría esta entrada, la deriva nacionalista catalana, con su propia idiosincrasia y discurso (de embustes), no es la primera (ni desgraciadamente la última) "genialidad" inventada para salir del paso, porque usar el tremendo ingenio necesario para articular estas mascaradas en arreglar o, cuanto menos, minimizar el fracaso queda descartado de antemano. ¡Y eso es lo grave! ¡Eso es lo que no entiendo!

No entiendo porqué los políticos se empeñan en proyectar una imagen de infalibilidad. ¿Por qué ese afán de perfección, si todos son humanos  y, por ende, expuestos al error? ¿A quién quieren engañar? Si tus actos o de quienes te precedieron han sido desafortunados se reconocen y se tratan de enmendar como HUMANAMENTE se pueda, sin más. Lo grave nunca es fallar, eso va en la condición mortal (nadie sobre la faz de este bello planeta posee naturaleza divina), lo imperdonable es no reconocer el fallo y perpetuarlo en el tiempo por simple testarudez, ignorandolo como si de una mácula de vergüenza que esconder en un baúl se tratase. No obstante, eso parece que piensan los responsables (antes decía políticos, pero seamos claros: no sólo ellos lo hacen, es más fácil meterse con "la casta" de marras que con otros administradores, pero anda que nadie más ha hecho papeles semejantes, por ejemplo, empresarios, y de mayor magnitud -con su mayor esperpento también, claro-). Ir en contra del sentido común y embarcar a la gente que ha confiado en ellos, que depende de ellos, en cruzadas fútiles cuyo único objetivo es salvar el pellejo, mejor dicho, salvar el puesto, de los que las ponen en marcha.

Preguntaba antes que ¿A quién quieren engañar? Pues a muchos, parece ser. Y es que lo que más me sorprende de todo esto es observar a la gente aceptar este modus operandi alegremente, siguiendo al caudillo (que no líder) de manera borregil en vez de exigirle la debida diligencia en el cumplimiento de su deber, ese que se les presupone por ostentar la poltrona a la que se les ha encumbrado y se sienten tan unidos. Ellos ven el dinero, fama y poder que dan esos cargos, pero es la gente la que debe recordarles la responsabilidad que entrañan. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, no es un frase que se reduzca al ámbito superheróico. El problema es que la propia gente ha olvidado su responsabilidad. La gente se ha vuelto tan cómoda en su posición delegando que ha olvidado sus obligaciones, sus deberes consigo misma y con la sociedad. Ahora se encuentra dirigida de una manera innoble y se queja, preguntandose cómo puede ser esto, sin abrir los ojos al camino que ha seguido para llegar a esta miserable situación, un camino de autocomplacencia, dejadez y cierta sumisión que la ha abocado al borde del precipio. Sólo cabe preguntarse si todavía sabe "desfacer el entuerto" o a hecho equilibrios cual funambulista en el filo de la navaja durante más tiempo del que pueda reparar. Ya sé que yo siempre digo que hay solución, pero en esta ocasión no es fácil, hablo de cambiar muchas cosas, porque a día de hoy los detentables son malos, pero los que se eligen para sustituirlos, en un arrebato de justa indignación ante el atropello social, son peores todavía. Y eso pasa porque la gente sigue sin razonar fríamente las cosas, lo que busca es alguien en quien delegar para volver a su estado de sopor intelectual sin haber hecho demasiado esfuerzo y cualquier cosa que no sea bien pensada previamente, más en el campo de la gobernanza, tiene muchos visos de salir terriblemente mal.

La improvisación puede tener buenos resultados a corto plazo, pero a la larga siempre es un mal modo de actuación ¿No crees, querido lector? ¿Tú también quieres delegar rápidamente el poder para poder pasar a "cosas más importantes"? ¿Qué harías tú si tuvieras la oportunidad de darle dicho poder a alguien, qué le dirías y, sobre todo, qué le exigirías? Cuéntanlo, pero, antes y crucial ¡Reflexiónalo!

Nos vemos en nuestro rincón, sólo sigue el sendero boscoso.


Todos somos hombres, por naturaleza frágiles y capaces de nuestra carne. Pocos son ángeles. - William Shakespeare



viernes, 22 de septiembre de 2017

Respeto de la Opinión



El día que deje de aprender de mis alumnos dejaré de enseñarlos como ellos lo hacen conmigo.-Maestro Yoda



Hola, querido lector, bienvenido a la entrada de esta semana.

Esta vez va dedicada a las personas que han construido mi mente. Y es que hace unos días me paré a pensar, me hicieron reflexionar, en cómo he llegado hasta aquí, no en cuanto a circunstancias, no en cuanto a posición, dinero, estatus social... nada de eso tan material, tan tangible y pegado a lo hoy día más valorado, como nunca antes y precisamente por ello como nunca antes vanagloriado. Me hicieron pensar en cómo son mis mecanismos mentales, mi puzzle psicológico, ético, moral... aquello que define mi persona en su ámbito más profundo, más complejo y difícil de catalogar que, sin embargo, es la esencia del ser, de mi ser. Ese "Je ne se qua" que yo llamaría conjunto de ideales y valores; surgido, en parte, de la capacidad de observar, comprender, respetar y valorar las ideas, opiniones y pensamientos de los demás. Todavía más, de sospesarlos francamente, superando prejuicios impuestos de forma exógena para, finalmente, juzgarlos (siempre con respeto pues son el ideario personal de alguien y sólo por eso ya merecen una reverencia) e incluso adoptarlos si son verdaderamente buenos, tal vez (¿Por qué no pensarlo?) mejores que los que poseía. Y es que no es cosa de risa esto que cuento, todo el mundo puede enseñarte algo, abrirte los ojos a una realidad desconocida o juzgada de forma errónea.

Gracias a todas las personas que han pasado por mi vida yo soy quién soy, soy cómo soy, con mis filias y mis fobias. Algunos han contribuido positivamente, otros negativamente; unos han surtido un efecto beneficioso, otros perjudicial... todos, y absolutamente todos, han hecho de mi la persona que actualmente (pues dentro de un tiempo seré distinto, influenciado por los acontecimientos y personas que por mi vida han transcurrido) genera simpatías y odios en las personas que a mi encuentro llegan. Gracias a mi abuelo y mi tía-abuela; gracias a mi hermano; también a mis amigos incluídos los que ya no están y los que llegan ahora. A todos ellos gracias y, muy especialmente, a mi madre y a mi tía. Por su influencia, por compartir sus ideas y opiniones, por mostrarme más mundo del que yo mismo era capaz de vislumbrar, he podido ser la persona que soy ahora. Capaz de oír (escuchar, que es más importante) e intercambiar pareceres sin cerrarme en el propio.

¿Y por qué es importante esto? ¿Por qué hoy he decidido escribir sobre esto? ¿Qué tan importante me puede haber empujado a esta gratitud? Nada más y nada menos que la sencilla certeza de la confrontación entre personas por sus diferencias de opiniones, mejor dicho, por la incapacidad de ponerse en el pellejo del otro, de ser incapaz de pensar en las ideas del otro detenidamente dejando por un momento de lado su opinión personal. No digo que a veces no me obceque, como todo el mundo, pero gracias a mi entorno familiar sé escuchar y gracias a mis conocidos (no sólo mis amigos) conozco otros puntos de vista que han enriquecido mi experiencia vital. Eso me parece importantísimo. Más que eso, vital. La cuestión, llegados a este punto, no es cubrirme de flores, ni mucho menos. Sí, ya puestos, dejar constancia de aquellos a los que tanto debo, pero tampoco lo prioritario, no. Lo principal que busco con esta entrada es hacerte pensar, mi querido lector, hacerte participe del sinsentido humano. ¿Cómo es posible que hoy, más conectados que en ningún otro momento de la historia, con tantos medios para comunicarnos, para hablar e intercambiar ideas, con tantos recursos para informarnos y razonar nuestras opiniones, cómo es posible que sea el momento en que más discutamos? Eso parece lo lógico, sin embargo, resulta esperpéntico que dicho enfrentamiento se produzca con más vehemencia y menos respeto del que pueda recordarse, cómo si las razones del otro, por bien fundamentadas que estén, sean pueríles, tonterías risibles (y eso en el mejor de los peores casos) sin valor ninguno. ¿Por qué? ¿Quién decide que nosotros sí tenemos razón y el prójimo está equivocado, es poco menos que un idiota (ese idiota-sabio que más de una vez y de dos ha dado sorpresas) y su opinión no tiene mayor valor, menos sentido? Mejor dicho ¿Qué parte de nosotros, porque el quién es evidente y la respuesta es la más triste: nosotros mismos?

Lo peor de lo peor viene cuando se politizan esas opiniones. El estigma de la política deviene en los más atroces enfrentamientos porque una vez se inmiscuye esta parte de la cultura, la mayoría se inclina por uno u otro "lado", y, una vez te has alineado con un bando, el otro es el contrario. Ese posicionamiento, yo más bien diría alienamiento, nos vuelve ciegos y sordos a las propuestas de nuestros semejantes, porque esas personas ahora son casi (y sin casi) el enemigo y, por ende, su ideario es una neoherejía para nosotros, sin valorar los fundamentos en que se basan sus ideas. Es entonces cuando el orgullo de la humanidad, el intelecto, la razón, se viene abajo y nos retrotraemos al instinto más primario, involucionamos a simios alelados con insultos en vez de armas arrojadizas y faltas de respeto en el lugar de bastos... y eso cuando no se toman los puños físicos. Y todo porque nos volvemos incapaces de razonar, de ver la verdad en las raíces del otro. No recordamos que todos vivimos en el mismo mundo y todos queremos ser felices.

Si, claro, hay monstruos a los que esto les da exactamente igual, puede que hasta busquen lo contrario, pero entonces habría que recordar también que esas formas de buscar información nos puede servir para contrastar nuestras ideas y las del resto, nos puede servir para cosas muy obscuras o, bien usado, para discernir a esos monstruos. Pero sobre todo para tratar de hacer ver, desde el razonamiento, lo bueno y lo malo de cada postura, porque, como digo, hay monstruos, pero son muchos, muchísimos menos de los que creemos cuando nos cerramos a nuestro prisma. Si antes de contestar todos nos tomaramos unos instantes para preparar la réplica asimilando la información que nos acaban de ofrecer, nuestras respuestas seguro mejorarían, lo cual no es importante por nosotros sino por ese interlocutor con quién ejercemos la suprema facultad humana: el habla, que nos procura la prósperidad. Gracias a ese habla y ese intercambio de ideas y pareceres la raza humana se ha alzado desde los gruñidos hasta la sociedad y la ley.

¿No lo ves igual? Mejor aún ¿Cómo vives tú, querido lector? ¿Buscas la verdad en las razones del prójimo, aunque a veces te dejes llevar por tu simio interior, o sigues apaleando a los demás por "ijnorantes"? No sé, yo no soy perfecto, pero gracias a los otros soy mejor (y peor, todo a la vez) de lo que hubiera sido en soledad. Por ello: ¡Gracias a mi gente y a la gente!

Nos vemos, sólo sigue el sendero boscoso.

viernes, 15 de septiembre de 2017

Conspiración siria (parte 2)

La guerra es un acto de violencia que intenta obligar al enemigo a someterse a nuestra voluntad.-Carl von Clausewitz



Una vez he iniciado el debate sobre la auténtica conspiración (que no guerra) reinante en Siria, es hora de ir al segundo paso y más importante de la misma: la fuente, la raíz, el desencadenante de todo este embrollo.

Es curioso observar como los medios hablan del flamante nuevo presidente francés, Emmanuel Macron, poniéndose gallito con su homólogo ruso e incluso espetándole a la cara el uso de armas químicas en Siria, pero no dedican una sola línea a la respuesta que dió este.

Es cierto que el Kremlin está interfiriendo en las elecciones de varios países (curiosamente todos vinculados al G7) y que eso le está saliendo medianamente gratis (en teoría las sanciones internacionales son producto de su apoyo a Asad en menor medida y de su conquista de Ucrania en mucha mayor), pero no deja de sorprender como el ilusionista maneja sus informaciones al son de una música que (casi) nadie oye ni sabe bien de dónde proviene salvo ellos mismos. En el fondo, estas injerencias deberían de haber salido en la primera plana durante varios días o semanas, pero, si acaso, fueron portada un día o dos. ¿Es curioso, verdad? Que haya un presidente en el país más poderoso del mundo y es posible que esté ahí por la mediación directa de su enemigo número uno (aunque China cada día es más fuerte, todavía no puede competir con el "gozo" de una antigua rivalidad. Los seres humanos son así: animales de costumbres) y apenas salga en un recuadrito esquinado de las cabeceras (y en los noticiarios menos aún) Aunque tal vez no sea tan descabellado, en el fondo, una llamada de altura es capaz de acallar las voces disidentes en menos de lo que tardó la C.I.A. en matar a Marilyn Monroe en cuanto amenazó con contar secretitos de alcoba. Lo que más me gusta es leer que la jugada no le ha salido bien al Zar porque Trump no está caminando por el sendero marcado ¿NO? ¿En serio alguien con el título de periodismo puede publicar esto? Perdón, la pregunta debería ser planteada en los siguientes términos ¿Realmente alguien que tome en serio, y no por tontos, a sus lectores/oyentes/televidentes puede decir esto y quedarse tan a gusto? La respuesta es la misma (incluso igual pasión) que dio Luke Skywalker al Lord Obscuro cuando le confesó su paternidad.

Por favor, en menos de dos meses Trump ha aislado a los E.E.U.U. del mundo: Amenaza a su socio más fuerte dentro de Europa (en verdad fue a todos, pero en especial a Alemania Algún iluminado por la sagrada providencia todavía pensará que la razón también estaba en el machismo del republicano, incapaz de aguantarlo frente a una mujer presidenta, pero el que crea que una persona que llegue al despacho oval es tan obtusa quizá debiera replantearse quién es el corto de miras); amenaza con, espera, corrección, CUMPLE la promesa de sacar a su país del Tratado del clima de Versalles; amenaza con una guerra comercial a Europa; lame el culo (esto un periodista no podría escribirlo, suerte que yo no tengo miedo a que me despidan ¬¬) a Putin Tonterías sin significado.
Pero ¿Por qué narices estoy hablando de esto si queda muy lejos (pero mucho) de Siria? Es cierto que las (¿)locuras(?) de Trump son más simbólicas que de verdadero calado, pero no deja de ser sintomático que algo ha cambiado al otro lado del charco y eso afecta a todos los rincones del globo. En Siria hay un conflicto entre un bando heterogéneo de índole dudosa (Tal es ladesconfianza en el maremágnum de grupos, que ni el propio Obama los quería apoyar por miedo a estar ayudando directamente a terroristas, en un retorcido tu aliado de hoy, tu enemigo del mañana) contra un gobierno declarado enemigo por los países aliados de los yankees en la región. Esto lleva a una encrucijada de la que es difícil salir bien parado si se intenta mediar ¿o no?

Esto es una complicada vuelta de tuerca al asunto que ni yo mismo me esperaba, pero como ilustran las imágenes del mannequing challenge que colgué en el anterior post (link a Parte 1), en Siria NADA es lo que parece. Cabe la posibilidad que Trump esté dispuesto a intervenir de forma testimonial con ataques aéreos (y algo más) por una mera cuestión comercial. Es decir, a los E.E.U.U. les interesa tener a sus soldados en guerra para evitar tener su ingente maquinaria bélica detenida (por mucho que les guste a las películas y videojuegos, sus movimientos de Fuerzas Especiales y aviación apenas representan una fracción de su poder), sin embargo, nadie espere que este desembarco de tropas (que, en mi opinióen es difícil que se dé) cambie mucho el panorama, por lo menos la parte que afecta a la guerra y sus víctimas (los ciudadanos sirios), de hecho, lo que muy posiblemente harían sería reasegurar Irak, porque el control sobre este país está de "mírame y no me toques"; intimidar a Irán y, sobre todo, justificarse ante los países suníes con los que mantiene acuerdos mercantiles. Y es que en el fondo de eso va esta guerra, Siria era un país próspero dentro de lo que cabe en esa región del mundo, como dije en la anterior entrada, pero un país de corte chií, algo que no era tolerable por los países sunitas los cuales hicieron lo posible por desestabilizar al gobierno agitando la mayoría étnica suní que habita el país (aún hoy). Esta es, y no otra, la causa de la guerra en Siria, una revuelta sembrada con fines religiosos, mejor dicho, fines expansionistas. Si Siria acaba, como quiere Occidente, en manos de los rebeldes, el país habrá acabado en manos suníes y por tanto será un aliado más de las monarquías del mismo sesgo religioso que ahora mismo y desde la llegada al poder de la familia Assad, tienen como un enemigo y encima valedor del régimen iraní (también de corte chií). Sin embargo, la injerencia rusa y la elección de Trump son mucho más importantes de lo que parece pues ahora el poder de los USA no va a ser tan determinante y por ende, los intereses rusos, tan encontrados con la administración Obama, van a tener un desenlace mucho más acorde a lo deseado por el Zar.

Por no liarlo más, que suficiente lío hay ya. ¿Queda clara la relación?  En el fondo, no es complicado, es la clásica guerra comercial disfrazada de guerra religiosa, que a su vez es disfrazada de revuelta democrática. Y en medio, las superpotencias mundiales han hecho acto de presencia para garantizarse un trozo del pastel que resulte de todo eso. Un pastel muy importante en esa zona del mundo, conviene recalcarlo para entender tanto ahínco. La jugada rupturista viene con la elección de Trump como presidente vía FSB. Rusia ha conseguido darle la vuelta a la sartén y ahora con el mango en la mano va a jugar a lo que quiera sin que el resto puedan hacer mucho, tanto Europa como los emires suníes tienen fuerza suficiente para ganarle el pulso a la Madre Patria y ellos los saben pues ninguno de los mentados es precisamente tonto. Lo que cabe preguntarse ahora es ¿Qué va a suceder? ¿Quién y cómo se va a quedar Siria? Desde luego los refugiados tiene toda la pinta que o se quedan en Turquía o consiguen llegar a Europa, pero volver lo tienen complicado, pero ¿Y los que se han quedado?

Sinceramente, Siria es el ejemplo perfecto de cómo un trozo de tierra puede ser devastado con salvajismo por la codicia humana en su forma más pura, sin importar los daños ni las consecuencias.

Y tú, querido lector ¿Qué opinas? ¿Crees que esto es una invención? ¿Los medios nos están contando la verdad acerca de este (o cualquier otro) asunto? ¿La guerra siria está justificada?

Cuenta y comparte tu opinión, aporta luz si sabes algo, de eso va este nuestro espacio.
Como siempre, nos vemos en el Bosque.


Una guerra no se acaba, sólo se difieren otros intereses.-Niccolò di Bernardo dei Machiavelli, Maquiavelo