viernes, 9 de febrero de 2018

La irresponsabilidad del poder

Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. - Benjamin Parker



La sociedad y sus valores van cambiando, pero una cosa permance inalterada: La resposabilidad. La responsabilidad de los actos, de los hechos, de las palabras y, por supuesto lo más importante, del poder. El cargo que se otorga a una persona va acompañado no sólo de unas potestades sino también de la responsabilidad que implica el empleo de dichas capacidades, por mucho que esas se pierdan en el limbo del olvido de quienes las ostentan.
Lo peor de estos "olvidos" es que, la gente que posee el poder no sólo no asumen esas responsabilidades sino que, por si fuera poco su fallo, vuelca las culpas por los errores en el uso de ese poder en terceros que ni tienen acceso, ni han hecho uso (o no uso) inadecuado de ese poder.
Mucho han cambiado las cosas, si, y ciertamente prestidigitadores de la responsabilidad que eluden cualquier culpa como un hábil regateador han existido siempre, sería mentir pensar siquiera lo contrario. Lo preocupante es que, lejos de ir a mejor, cada día esta lacra (y perdón por usar palabras tan duras pero creo que es un fenómeno que merce tidarlo así) va a peor.
Cada día hay más elusivos de la culpa, cada día acceden a puestos de mayor RESPONSABILIDAD (que por algo se le llama así, cargo de responsabilidad, no de poder) y cada día tienen más desfachatez en sus excusas, pues no cabe duda que aquel que no asume sus culpas sólo pone meras excusas en su vano intento por evitar su responsabilidad (con el castigo por fallarla).
En el fondo es eso: Cobardía. No puedo dejarlo en un mero paréntesis porque es un hecho principal, tal vez el problema central. Y es que cada vez hay más cobardes en nuestra sociedad.
No sé que está pasando pero tenemos, por mucho que nos duela, una sociedad cada día más cobarde. Las personas cada vez tienen menos valor y más ambición, más ego y menos inteligencia ¡Quieren mucho más haciendo mucho menos! Y para conseguirlo son capaces de elocubrar unas planes complejísimos (por lo que vaguería no hay, en eso podemos dar gracias). Un trabajo que si se hubiera empleado en hacer las cosas bien no habría pasado lo que suele pasar: que las cosas no salen como se planearon.
Aunque para ser sinceros, estas complejas tramas suelen hacerse a posteriori para, como decía antes y enlaza con el principio de esta entrada, evitar las culpas de un mal empleo del poder otorgado.
No diré que antiguamente se tuviera una mayor sabiduría para desempeñar cargos, pero al menos si se tenía más valor para emplearlo, más noción de la culpa cuando se erraba y buscando (por lo menos más que ahora dónde sólo importa el "yo") el bien común de las personas a las que se debían.
Pondré un ejemplo muy claro de esto que cuento que todos identificaran rápidamente y del que ha pasado el suficiente tiempo para que cada cual se haya hecho su propia opinión: Este fin de semana de Reyes un temporal ha azotado la península ibérica, los fríos unidos a las precipitaciones han dejado nevadas que han asolado la red de carreteras del Estado Español bloqueando, incluso, la circulación de vehículos en algunas vías especialmente castigadas (y peor mantenidas).
No hay que tener una imaginación desbordante para comprender el caos que esto ha generado: Gente atrapada, pasando frío, pasando hambre... la situación ha llegado, en algunos puntos, a ver personas inmovilizadas en sus coches ¡durante 16 horas! ¿Y a qué o quién culpa el director de la agencia encargada del tráfico en España, el señor Gregorio Serrano López? Pues, como se puede deducir del resto de la entrada, a todo el mundo menos a él.
De hecho, lejos de asumir sus culpas por las personas a las que falló ¡Les cargó con ella! O sea, un señor que está ahí para usar los medios conseguidos con el dinero de esa gente a la que culpa, se contenta con una nota informativa acerca de la previsión (previsión, ojo, que no certeza absoluta) y una recomendación, se piensa que con eso ya ha cumplido su labor. Si la gente al día siguiente tiene que trabajar, que no vaya y si le despiden o le sancionan es su problema por haberse ido de vacaciones, pues el individuo (por llamarlo de alguna manera) este ya había informado sobre el posible estado de las carreteras.
Si, efectivamente, no tiene porqué usar las máquinas quitanieves, la sal, los servicios y cuerpos de seguridad del Estado a su disposición... nada. Él ya había cumplido su trabajo para con la gente que le otorgó el poder y el cargo esperando que los protegiera. El problema era de los niños por querer ver a sus abuelos, por ejemplo (no es demagogia, un coche con dos bebés tras ¡horas! esperando se quedaron sin agua y sólo gracias a los pasajeros de un autobús al lado, que les dieron agua, pudieron darles algo de beber. Eso no es demagogia, la desesperación de los padres que este narrador no atisba ni a imaginar es real, muy real, tanto como la ira que bulle en mi ante la desvergonzonería del principal responsable de este suceso).
La Unidad Militar de Emergencias ha sido la que ha tenido que terminar arreglando el entuerto mientras el señor Gregorio Serrano López, ejemplificando lo que decía antes de forma general, buscaba cabezas de turco sobre las que volcar su ineptitud y, si bien es cierto que los responsables privados de las carreteras (como Autopistas, filial de Abertis) tienen gran parte de responsabilidad, me parece de muy mal gusto y corto de miras incluir entre los culpables a los afectados por, prácticamente, dejarse afectar.
Olvida este, y muchos en esa agencia, que el motivo de su existencia no es el de recaudar fondos mediante impuestos de toda clase, sanciones cada vez más elevadas y normas cada vez más rígidas (y eso por poner métodos medianamente legales y no otros de ética mucho más dudosa como imponer cupos de multas a los agentes) sino el de proteger a los ciudadanos cuyo dinero les sotiene y permite el funcionamiento de dicha agencia. Olvidan que están al servicio de los conductores y no al revés.
No obstante, este sólo es un ejemplo y, aunque sea el más novedoso no será, por desgracia, el último. Y yo me preguntó por qué porqué esa falta de compromiso ¿Es que la gente no tiene ninguna clase de compromiso ni tampoco de ética profesional, ni siquiera quiere ayudar a los demás?
La verdad es que no tengo respuesta para este fenómeno de desidia sólo espero que tú, mi querido lector, no seas así y encuentres la manera de afrontar tus responsabilidades, aunque sólo sea porque si todos hiciesemos lo mismo este sería un lugar mejor y ¿No es eso nuestra Responsabilidad?
Nos vemos en el bosque.

Debes asumir la responsabilidad personal. No puedes cambiar las circunstancias, las estaciones o el viento, pero puedes cambiarte a tí mismo. Eso es algo que tienes a tu cargo. - Jim Rhon
 

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