viernes, 4 de noviembre de 2016

All Hallow Eve

Halloween no tiene mucha gracia. Es una fiesta sarcástica que refleja más bien una reivindicación infernal de venganza de los niños contra el mundo de los adultos. Jean Baudrillard

Aunque pueda pensarse que esta entrada debería haberla escrito el viernes pasado, en el fondo, la fecha de la festividad pertenecía a esta semana y por eso prefiero publicarla hoy.
Vaya por delante que aunque mi reflexión no es, digamos, amable, no voy a incurrir en los tópicos habituales de “importada” o “diabólica” (Como leí en un meme, no he visto a nadie quejándose del Black Friday y no se inventó en Las Tablas precisamente…), creo que tú, mi querido lector, mereces algo un poco mejor o, cuanto menos, novedoso.
Bien, como he dicho, no me parece que Halloween (o su nombre completo antes de la contracción que sufrió por los escoceses: All Hallow Even, Vigilia de Todos los Santos, y cuyas palabras, “Hallow “o “Even” están ya en desuso en el propio inglés del que viene el término. Aunque, al parecer, nuevas hipótesis lo relacionan con el líder de lo que el cristianismo denominó la Santa Compaña) sea una celebración como las entendemos hoy día, y menos que se pueda prestar a la frivolidad con que se festeja. Para muchos no es más que una oportunidad para vestirse (o desvestirse, eso a gusto de cada cual) con el disfraz que más les apetezca, algunos relacionados con la muerte, otros ni eso; pero en ambos casos sin ni siquiera recordar (Espera, ¿he dicho “recordar”? Eso implica un conocimiento previo que me da que ni se tiene ni mucho menos se busca, así que más bien debería poner, “saber”) el motivo de ese disfraz. Pero para saber eso mejor remontarse al origen de esa fiesta, que no es ni mucho menos satánica, como piensan los cuatro feligreses atemorizados de turno.
All Hallow Even (a partir de ahora lo llamaré con su nombre original) viene de la fiesta celta de Samhain, una festividad que tiene que ver con el elemento del aire (no sólo los griegos creían en los cuatro elementos más el éter), que es ni más ni menos que la celebración particular de este pueblo de su Año Nuevo, la diferencia estriba en que ellos lo marcaban con las lunas y las cosechas, algo habitual hasta la implantación de los calendarios solares (idea de los Egipcios para conocer las crecidas del Nilo) pues la comida era el elemento fundamental para su subsistencia. (En la actualidad, libres ya de semejantes dependencias, usamos un “cambalache” para ajustar el calendario con los ciclos lunares y solares heredado de los romanos, de hecho, tenemos 12 meses en vez de 10 ú 11 por el ego desmesurado de un emperador, Augusto, que envidioso de Julius, mes dedicado al nombre de Julio César, hizo crear su propio mes, pero no me voy a detener en esto porque no es el quid del asunto y me haría desviarme muchísimo).
Antes de nada, un poco de información, los celtas eran un pueblo venido de Asia que se instalaron en el centro y norte europeos para más tarde colonizar también Britania, Francia, Suiza o España. Gracias a su lenguaje se derivó el latín y a partir de ahí la miríada de lenguas que se hablan en el Viejo Continente.
En las fechas que trato hoy, los celtas creían que el velo que separa este mundo del Otro se hacía más fino y trataban de atraer a sus seres queridos fallecidos para una suerte de reunión, en mi opinión algo macabra, pero que no deja de ser un intento por estar cerca de los que ya no están. La cuestión estribaba en que los malos espíritus también accedían a este plano y para ahuyentarlos sólo se les ocurrió cubrirse con vestidos a tal efecto, como pieles de animales. De ahí la reconversión y moda de disfrazarse. No era un juego, ni mucho menos, era una forma de supervivencia a lo sobrenatural, tan temible como una tormenta de granizo tardía. Pero si has estado atento te habrás dado cuenta que aquí falla algo, parece como si hubiera dos fechas más que una y tienes razón, “Eve” o “Even” significa vigilia, como he dicho y ello quiere decir que no es más que un momento preparatorio de otro día, el día 1 de noviembre, que es cuando los celtas hacían la celebración. Esta noche del 31 de Octubre era la que dedicaban expulsar a los malos espíritus. ¿Eh? ¿Estoy confundiéndote? Lo aclaro, la vigilia la decretó el cristianismo de la mano del Papa Gregorio III para cristianizar esta festividad pagana, moviendo el día que se recordaba a los defensores de la cruz cuando esta religión aún era perseguida, el 13 de mayo, al 1 de Noviembre, más tarde al ser declarada universal por su sucesor, Gregorio IV, esta tuvo una vigilia que se denominó en inglés (All Hallow Eve y posteriormente Halloween), pero para los celtas esta festividad ya comprendía los dos días (aunque la “fiesta” como tal, sólo era el día 1, como he dicho antes) mucho antes de esta vigilia. En el fondo el Cristianismo sólo se dedicó a secularizar fiestas paganas con sus propios rituales, pero tampoco es algo único, ya los romanos absorbieron Samhain en su momento…
En cualquier caso este es el origen céltico,  y claro, parece que tiene poco que ver con lo que ha vendido el cine americano… ciertamente es así. A su paso por América, los irlandeses trajeron sus propias tradiciones como Jack the Lantern (Jack el Linterna), una leyenda sobre alguien que burló al diablo y posteriormente se convirtió en un fantasma errante que se servía de un nabo (originalmente era un nabo) para sujetar el ascua infernal que le mandó a modo de burla y con la cual se iluminaba,  origen de la famosa calabaza con una vela dentro. Este es un buen ejemplo para ilustrar la evolución de la festividad. Originalmente, los celtas, como se ha dicho anteriormente, creían que los malos espíritus también vagaban por la tierra ese día, y había uno en particular más temible que el resto, uno que era posible que se apareciera y ante el cual era preferible ceder a sus peticiones que provocar su ira, este espíritu, más tarde sería por alguna clase de enlace, presumiblemente traído por los irlandeses, Jack the Lantern. El nacimiento de la tradición de la calabaza surge precisamente por el intento de evitar que este espíritu se acercara a la casa, creándose entonces la idea de vaciar una verdura dándole forma horrenda y poner dentro una vela, que más tarde se convierte en calabaza por el parecido de su color con el del ascua con la que se iluminaba Jack. Es decir, tanto el Truco o Trato como las calabazas vienen de este mito, pero no en nada se parecen a la ligereza con que son tratadas en nuestros días y quizá yo sea un viejo asustadizo, pero que casualidad que en ciertas partes de Gran Bretaña se está recuperando el espíritu original de esta fiesta en vez del risible “disfraz y caramelos”.
Como me he molestado en exponer, esta fiesta no tiene nada de gracia. Es su origen era una conmemoración a los caídos y hoy se ha subvertido en un chiste malo por la aparente incapacidad del hombre moderno de entender que al menos cabe la posibilidad (no digo certeza, sólo posibilidad) de la existencia de cosas que van más allá de su entendimiento, cosas que existen y para las que no hay explicación, al menos hoy. Y ante las cuales, como siempre en el ser humano sólo caben dos formas de enfrentarlas: la risa o la negación. No la duda, no el respeto por el “y si…”. No, sólo la broma, chanza, la guasa, la risa fácil o el desprecio aupado en no sé qué clase de superioridad moral o intelectual…
El hombre sabio sabe que no sabe nada y tiene la sensatez de intentar remediarlo en lugar de reír, y, cuidado, yo no soy como el fraile de “En el nombre de la Rosa”, yo no detesto la risa, me parece que es la mejor medicina contra muchos males empezando por la arrogancia y vanidad, la fatuidad… pero no se puede usar siempre, no se puede enarbolar como panacea contra todo lo que no nos gusta, porque, se quiera admitir o no, la ignorancia no gusta y es algo que en el conocimiento humano abunda. El problema es que mientras riamos más grande se hará esa ignorancia y más nos tendremos que refugiar, menos sabremos y más fatuos seremos, fatuos pero sin tener que ver con los fuegos ¿O si? No me cabe la menor duda que el mejor amigo del fuego es la ignorancia…

Ahora, dale una vuelta, querido lector, la próxima vez que salgas a por ahí en Halloween (que no digo que no lo hagas ni mucho menos, cualquier oportunidad es buena para pasar un buen rato en compañía de nuestros seres queridos), piensa realmente en qué es Halloween y qué ves a tu alrededor, ¿Concuerda? ¿Es lo que ves lo que crees que representa? Tú decides, puedes pensar otra cosa, de hecho, al respaldo de esto pongo la frase que acompaña a la foto de inicio y que no tiene mucho que ver con lo que yo comento, pues en el fondo siempre es lo que tu reflexiones, All Hallow Even o Halloween, este rinconcito no sirve de nada si no es por ti y por tus acciones, tus decisiones, tus pensamientos… Sencillamente ¡TÚ!
La risa continua es malsana. Víctor Hugo

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